La muerte angelical
2025-10-28
“La muerte, cuando ya se ha vivido, es una agradecida demanda de la humanidad. Insisto interrogando: ¡qué sería del mundo?, ¿a qué horizontes demoníacos arribaríamos si el hombre fuera eterno? Pero hay una muerte cruel, aquella que degolló, que cercenó una existencia antes del recorrido de una vida. Esa que mancilla los pasos, las acciones, los proyectos del mismo vivir, por qué no, también, esa que detuvo las templanzas necesarias, las desesperanzas que enrolan y armonizan las vivencias mismas”.
“El pueblo de México, quizás como el de ningún país del mundo, juega con la muerte hasta el inaudito extremo de festejarla dulzona y gastronómica, incendiaria y bebediza. Hablo de ese pueblo ancestral y tradicional que nada tiene que ver con el culto ajeno, occidencialista, de los asépticos velatorios controladores de sentimientos. De esos que ausentan el alma de los deudos, que rechazan la espontánea convivialidad, esa atractiva tertulia popular entremezclada de decoraciones sorprendentes, de papeles coloridos, de charolas ofrendadoras de pan y café humeante, de licor y aguardiente. Asimismo de desgarrantes quejidos que la amistad y el dolor arropan”.
Luis Mario Schneider, “La muerte angelical” en El arte ritual de la muerte niña, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, núm. 15, 1992, p. 58.

